Resultó que muchas actividades de ocio activas de los hombres son potencialmente peligrosas. En el grupo de riesgo están los que trabajan con plantas, se dedican al tratamiento de la madera y el metal. Los aficionados al tiro y los cazadores están en riesgo, pero sólo si son hombres. Para las mujeres con aficiones similares, los riesgos de contraer ELA son casi nulos. Sin embargo, en el estudio no participaron tantas mujeres como para insistir en esta afirmación.
En busca de razones para el desarrollo de la ELA, los científicos han sugerido que la culpa es de la ecología, el estado del medio ambiente. Por ejemplo, el contacto frecuente con plantas aumenta la probabilidad de ingerir pesticidas. Trabajar con madera y metal conlleva el contacto con sustancias tóxicas: formaldehído, metales pesados, componentes de pinturas. La actividad física, como jugar al golf o nadar, satura los pulmones de partículas peligrosas si la contaminación atmosférica de la región supera la norma.